Fue mandado construir por el quinto Conde de Benavente, D. Alfonso Pimentel y su esposa Doña Ana Herrera de Velasco, con carácter benéfico, para acoger a los peregrinos que desde el sur de la península se dirigían a Santiago de Compostela, en el siglo XVI.

Fue mandado construir por el quinto Conde de Benavente, D. Alfonso Pimentel y su esposa Doña Ana Herrera de Velasco, con carácter benéfico, para acoger a los peregrinos que desde el sur de la península se dirigían a Santiago de Compostela, en el siglo XVI.

Su fachada es una hermosa muestra del primer Renacimiento, aunque mantiene aún influencias del estilo Gótico, con un arco de medio punto, encuadrado por un alfiz con gran decoración vegetal sobre él que se puede observar un alto relieve de la Piedad flanqueado por dos blasones de los fundadores y rematado por un frontispicio con la venera concha jacobea.

En el interior se encuentra un patio rodeado de galerías, que da acceso a la capilla del Hospital, de decoración análoga a la de Santa María de Azogue.